Estamos pasando la época de sequías más prolongada desde que se tienen registros serios. Casi no llueve en esta parte del planeta y este patrón se repite en todas las latitudes.  Los incendios, consecuencia de lo anterior, también siguen la misma secuencia.

 Son los efectos de la sobreexplotación de los recursos naturales que tiene la Tierra: vaciamos los pozos de agua, gas, de petróleo y de todo con lo que nos podamos beneficiar los seres humanos. No sólo son responsables las empresas energéticas o agrícolas, el resto de la industria también recae parte de culpa.

 Los gobiernos se limitan a otorgar concesiones para así llevarse una parte del lucrativo pastel.

Estamos alterando el ecosistema donde vivimos.

 Dada la gravedad de la situación, las Naciones Unidas ha creado la agenda 2030 donde presentan una serie de medidas para revertir las consecuencias, derivadas de este expolio al planeta.

 Para conseguir estos objetivos las empresas deberíamos adoptar medidas responsables sobre los métodos de producción para conseguir la menor huella de carbono e hídrica posible. 

 Al estilo del sector de la automoción donde ya se realizan unos controles de emisiones. Por supuesto, para llegar a conseguirlo hubo escándalos como los fraudes de reconocidas empresas que manipularon del software para cumplir con la legislación.

Pero en el sector textil ¿conocemos realmente quién y cómo  han fabricado nuestra ropa?

Las grandes empresas de la moda( Zara, H&M, Mango etc.) utilizan métodos nada transparentes para fabricar y distribuir. Que tienen un gran impacto ecológico tanto hídrico como en carbono, contaminando mucho y además con empleos precarios.

 En estos tiempos donde la conservación del planeta se ha convertido en una responsabilidad social esta mala imagen es un problema para estas corporaciones. Por consiguiente realizan campañas para limpiar su imagen, pero sin afrontar cambios estructurales en sus habituales métodos poco éticos.

  El término greenwashing o (eco postureo en español) es la utilización de la mentira, como herramienta de marketing para hacer un lavado de cara. Delante de su público, aparentan hacer acciones que benefician al medio ambiente y respetan la salud de sus trabajadores.

 La trazabilidad de un producto es la transparencia de todas las etapas que ha pasado para la creación del mismo. Existen varias empresas que se dedican a la certificación de esta transparencia aplicando un sello que garantiza el uso responsable de los recursos naturales.

Pero claro, estos test de producción tienen un coste que repercute en el precio, por eso es habitual encontrar artículos con sello ECO a precios muy elevados. Una camiseta con trazabilidad  suele costar unos 30€ de media. Mientras que una del sector de bajo coste, realizada en algún país sin una regulación específica sale a 15€ pero contaminando en el proceso mucho más.

 El dilema es precio barato o futuro, pero en Aurea Moda creemos que existe un tercer camino, quizás el paso intermedio para llegar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 Apostar por los productores locales y de proximidad, los tradicionales, con métodos orientados a cuidar el cliente y escucharlo, para entender las necesidades reales y mejorar sus vidas. También están pendientes de los cambios que suceden en el mundo e incorporan, en su cadena de valor un trato más humano con el planeta, es una responsabilidad social de sostenibilidad.

 La urgencia climática ahora es una prioridad. Por eso es necesario competir directamente con las grandes corporaciones, que sólo buscan un beneficio económico al final del ejercicio, para repartir entre sus accionistas.

Entonces, conseguir un precio barato, dentro de unos cánones éticos, es fundamental para llegar al mayor número posible de la población mundial, sólo así tiene sentido la moda sostenible .

Y obligar a replantearse sus turbios métodos de producción a las grandes corporaciones.